Es inútil. Apretar más fuerte el botón del control remoto no hará que recupere la energía que sus pilas perdieron en su diaria y sacrificada labor. Tampoco sirve apuntarlo en diferentes direcciones como si hubiese algún problema en la señal, como si el experto mando a distancia no supiera dónde queda la televisión. Y golpearlo... ok, puede ser que funcione una vez ¿pero qué pasa luego de los politraumatismos?
Todo esto aplica para: bajar el volumen, cambiar de canal, programar el apagado automático o cualquier función que se quiera hacerlo desempeñar mientras ambos -muy compinches- reposamos en la cama. Bo, el control remoto también tiene derecho a un sueldo digno. Hay que jugársela con un par de pilas y lo dejamos contento, ¿no?
5 comentarios:
Es cierto lo que dice Alice, y con el riesgo de ser obvia, les digo a todos los frustrados remotísimos que se pongan las alcalinas.
Otra sugencia: unos días de vacaciones no vendrían mal para la comunidad controladora de las unidades remotas. Los adictos televidentes deberán levantar sus colas aplanadas por cualquier superficie mullida en la que hayan pasado un mínimo de tres horas por día para cambiar el canal con el dedito, que también sirve para apretar los botones de la televisión, y acordarse, de paso, donde está cada uno (no, el del volumen es el otro).
¡Ése es el espíritu!
¡A mover las cachas todos los coach potatoes!
El control remoto esta condenado a esa vida, no hay nadie que le compre pilas hasta que ya no responda a nada.
Alice: ¿Te enteraste de que tas nominada?
¡Qué honor! Voy a cumplir, Walter, lo prometo. Tan pronto como consiga una cámara digital me pongo en campaña. Gracias por este voto de confianza. (Yeah! ¡Aparezco nominada en el blog de Walterrrrrrrrrrrrrrrr! ¡No me envidien, chicos!)
Gran figuretti resultó ser esta Alice...
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